La terapia con virus bacteriófagos, nueva estrategia para tratar infecciones resistentes a antibióticos.
Una adolescente de 15 años que se encontraba en estado crítico a causa de una infección causada por bacterias resistentes a antibióticos se ha recuperado gracias a un cóctel de virus diseñado para destruir la bacteria.
El caso clínico, que se presenta hoy en la revista Nature Medicine, demuestra que los virus pueden convertirse en el futuro “en una posible estrategia para tratar infecciones resistentes a los fármacos”, declara por correo electrónico Graham Hatfull, investigador de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.) que ha desarrollado la terapia.
Con tratamiento inmunosupresor
La paciente, afectada de fibrosis quística, había recibido un doble trasplante pulmonar
El tratamiento se ha aplicado a una chica con fibrosis quística que recibió un doble trasplante pulmonar en el verano de 2017 en el hospital pediátrico Great Osmond Street de Londres. Había estado tomando antibióticos desde los siete años para mantener a raya las infecciones derivadas de la fibrosis quística, una enfermedad hereditaria que afecta principalmente a los pulmones.
Semanas después del trasplante, y de haber empezado a tomar fármacos inmunosupresores para evitar el rechazo inmunitario, la joven sufrió una infección por la bacteria Mycobacterium abscessus . La bacteria apareció primero en la herida de la intervención quirúrgica y en el hígado, formó nódulos bajo la piel en los brazos, las piernas y las nalgas y después se extendió a otros órganos. Ningún antibiótico consiguió eliminarla.
El equipo médico del hospital londinense se puso en contacto entonces con Graham Hatfull, de la Universidad de Pittsburgh, que ha reunido la mayor colección del mundo de bacteriófagos a lo largo de tres décadas. Los bacteriófagos son un tipo de virus que, como su nombre indica, comen bacterias. Por el contrario, no tienen capacidad de infectar las células humanas.
Hatfull buscó en su colección de más de 10.000 bacteriófagos cuáles podían destruir la cepa de Mycobacterium abscessus que le habían enviado desde Londres. Identificó tres candidatos y, después de modificar el genoma de dos de ellos para aumentar su eficiencia, creó un cóctel con los tres virus para tratar la infección.
Virus inocuos para las personas
Los bacteriófagos infectan bacterias, pero no atacan células humanas
La paciente empezó a recibir el tratamiento en junio del año pasado. Consistió en mil millones de partículas víricas inyectadas por vía endovenosa dos veces al día. Seis semanas después, la infección había desaparecido del hígado. La joven “sigue recibiendo el tratamiento en la actualidad”, informa Hatfull. De los más de veinte nódulos que le aparecieron en la piel, sólo le quedan dos.
Se trata del “primer uso terapéutico de bacteriófagos modificados”, destacan los autores del avance médico en Nature Medicine. La combinación de los tres virus distintos reduce la probabilidad de que las bacterias se vuelvan resistentes al tratamiento, al igual que las combinaciones de fármacos contra el VIH limitan la aparición de virus resistentes a los antirretrovirales.
Aunque el uso de virus para tratar infecciones se ensayó por primera vez en 1919, antes de que se descubrieran los antibióticos, esta línea de investigación había quedado prácticamente abandonada en Europa Occidental y Norteamérica. El interés por los bacteriófagos resurgió en la década pasada cuando las nuevas tecnologías de secuenciación genómica facilitaron su estudio.
Investigación emergente
Por lo menos una decena de compañías de biotecnología desarrollan terapias basadas en virus para tratar infeccions
Un equipo médico de San Diego, en California, utilizó bacteriófagos por primera vez con éxito en 2017 para tratar a una persona con una bacteria resistente a todos los antibióticos disponibles, aunque en aquella ocasión los virus no se modificaron genéticamente. Tras aquel éxito, la Universidad de California en San Diego creó el año pasado el Centro de Aplicaciones y Terapias Innovadoras de Bacteriófagos.
La multinacional Johnson & Johnson, por su parte, ha invertido más de 800 millones de dólares en terapias basadas en bacteriófagos. Hay por lo menos una decena de compañías biotecnológicas fundadas en los últimos años que exploran las posibilidades de los virus para tratar infecciones bacterianas, informa la revista Nature Biotechnology en un artículo publicado hoy. La Agencia de Medicamentos y Fármacos (FDA) de EE.UU. ha hecho pública su “disposición a facilitar” la aprobación de terapias basadas en bacteriófagos.
Tecnología costosa
El coste elevado de esta tecnología es un obstáculo para su implantación
Estos virus tienen la peculiaridad de que pueden ser eficaces contra bacterias específicas, a diferencia de la mayoría de antibióticos que actúan contra múltiples especies de bacterias. Quienes trabajan en esta línea de investigación esperan que los virus se conviertan en una nueva arma para abordar el problema creciente de las bacterias resistentes a antibióticos.
Sin embargo, advierten, será costoso identificar el bacteriófago adecuado para cada bacteria, modificarlo genéticamente si es preciso y combinarlo con otros virus para evitar que las bacterias se vuelvan resistentes. Además, pocos hospitales disponen de la tecnología para identificar con rapidez las bacterias concretas que deberían ser tratadas con bacteriófagos. Todo ello, advierte Nature Biotechnology, puede frenar la implantación de los tratamientos basados en bacteriófagos.
Tengo un hijo con esta enfermedad hace un año que lo están tratando, quisiera saber adonde puedo llevarlo para que tenga el mejor tratamiento
Buenos dias Carlos,
En primer lugar para poder aconsejarte un buen lugar para tratar a tu hijo, necesitaria saber de donde eres.
Si eres de aqui de España , tenemos varias Unidades de Referencia especializadas en FQ, y hay asociaciones de pacientes fq en todas las
comunidades autonomas donde podran informarte y echarte una mano.
Puedes ponerte en contacto con nosotros directamente en nuestro correo electronico, fibrosis@fqcantabia.org
Un saludo
Marga Ocejo
Trabajadora social
Asociación Cantabra de Fibrosis Quistica